En el último reconocimiento médico de la empresa, la doctora me preguntó: "¿Alguna causa importante de fallecimiento en tu familia?. Siempre pensé que la muerte está provocada por algún motivo y que, más que de importante, lo definiría como trágico. Mira que ensayamos respuestas a posibles preguntas y en el lugar más insospechado descubrimos que nunca se está preparado para todas.
Después del esfuerzo mental por recordar la razón de partida de los que conocí, y de los que no, no me quedó más remedio que contestar: "pues reseñable o no, siempre que alguien muere es por algo". Omitiendo mi interlocutora la filosófica verdad que acababa de enunciar, comencé a recitar una a una todas las patologías padecidas por mis padres, abuelos y bisabuelos, ante la presencia más tiesa, imperturbable, adusta y mesurada que me hará reconocer a la parca llegado el momento.
Me dio dos sobres cerrados, uno grande con un rotundo "CONFIDENCIAL" de rojo peligro y otro más pequeño rotulado con la leyenda "NO ABRIR. EJEMPLAR PARA LA EMPRESA". Revisé el primero una y otra vez y tras comprobar que no aparecía advertencia alguna del tipo "ABRIR UNICAMENTE EN CASO DE MUERTE", leí atento el diagnóstico. Todos los valores del análisis de sangre dentro de los parámetros recomendados, pruebas de audición correctas, estudio de la visión bueno, estado general satisfactorio y ....un momento Antecedentes familiares, infarto de miocardio (posible). El paréntesis me mató.
No deja de ser una predicción a largo plazo, cosa que demostraré con el paso del tiempo. La ciencia avanza y, en los ciento diez años de edad que pretendo cumplir, consideraba - y hablo en pasado- como vital e indispensable el papel que desempeñaría la medicina del futuro. Os presento una nueva entrega de los Recuerdos del futuro que nos transporta en esta ocasión al mes de febrero del año 1962 para hablarnos de una visión futurista que me viene como anillo al dedo: ¿Cómo será el mundo dentro de cuarenta años?
Sobre el contenido del blanco y misterioso emisario que se quedó mi empresa nada puedo decir. Ahora bien, y mirando por mi salud, ¿tendrá que ver algo con que en el último año han dejado de tocarme las narices?